Desde hace unos años alumnos, padres y profesores veníamos sufriendo un dilema en los días lluviosos. Teníamos que elegir entre mojarnos los pies en los charcos de la acera de acceso a la ikastola, justo antes de la puerta verde, o salir a la carretera con el consiguiente riesgo.
Después de escribir muchas cartas a Olentzero, y no solo este año, parece que en 2016 nos hemos portado bien, ya que nos ha concedido el regalo de una acera arreglada, renovada y sin charcos.
A partir de ahora no tendremos que mojarnos los pies ni tampoco salir a la carretera. Una buena noticia sin duda..